ISSN: 1139-8736
Depósito Legal: B-27863-2001

MESTIZAJE LINGÜÍSTICO: FUNCIONES DEL ESPAÑOL Y DEL INGLÉS EN LA EXPRESIÓN DE LOS SENTIMIENTOS EN LA NARRATIVA HISPANA FEMENINA DE EE UU

Dolores Soler-Espiauba
Consejo de Ministros de la U.E. Bruselas

Si el mestizaje es una constante en la mayoría de los pueblos de Latinoamérica, se observa en la producción de las escritoras latinas residentes en los Estados Unidos un mestizaje lingüístico casi natural, simbiosis de dos lenguas estructuralmente diferentes que, a fuerza de compartir territorios geográficos, llegan a una convivencia aparentemente armoniosa, pero cuya utilización simultánea o alternada obedece frecuentemente a códigos sociológicos y psicológicos muy sutiles. La frontera viva del español con el inglés es un fenómeno continuo y cambiante, con la sostenida emigración de hispanos en busca de un mundo mejor, la particular situación de Puerto Rico, la aparición de importantes minorías como la cubana de Florida, la mejicana de California y Texas y la puertorriqueña de Nueva York, además del extenso y bien asentado mundo chicano.

Se trata pues de una literatura fronteriza, no sólo en el sentido geográfico de la palabra, puesto que su temática nace en la encrucijada entre dos mundos. Las mujeres que citaremos aquí, tanto autoras como protagonistas, navegan entre dos orillas, dos culturas, dos mentalidades y, sobre todo, dos idiomas. Estos últimos se hallan en situación de diglosía, es decir, en una posición de inferioridad social de uno con respecto al otro: menor prestigio del español en los Estados Unidos con respecto al inglés, debido al inferior nivel económico y social de las minorías hispanas. Consecuencias frecuentes y determinantes de todo ello: por un lado, un exagerado deseo de integración, que se manifiesta a veces por un rechazo y hasta menosprecio de la lengua materna, un deseo de olvidar los orígenes, que llevaría a un proceso de aculturación y, por otro, el orgullo de la propia identidad cuando el inmigrante latino ha llegado a una clara conciencia de la misma, produciéndose el efecto contrario, la revalorización de la cultura de origen y la crítica de la cultura de adopción. La especialista Rosaura Sánchez (Revista de Occidente, 1982) parece tener muy en cuenta la situación social del emigrante al afirmar: "Nuestra circunstancia lingüística es heterogénea y contradictoria: al mismo tiempo que el español se pierde, se mantiene según el contexto social de los hablantes (...) La ocupación, sueldo, generación o años de residencia en el país afectan indudablemente a las preferencias linguísticas".

Sobre el español fronterizo y su presencia en la literatura, se interroga Casto Fernández en su artículo publicado por la revista "Cuadernos Cervantes" (1995), citando como antecedentes del mestizaje lingüístico latinoamericano "El libro de buen amor", "La lozana andaluza" y el mismo "Don Quijote", obras en las que quedaron huellas de otras lenguas y otras culturas; Así pues, no es un fenómeno tan insólito ver convivir en la realidad y en la literatura dos idiomas diferentes, pero hay ciertos elementos que constituyen una novedad interesante en la génesis y permanencia de esta convivencia:

a. A diferencia de todas las lenguas de inmigrantes, el español ha sobrevivido en EEUU más de 150 años, mientras que la mayoría de las lenguas desaparecen después de dos generaciones.

b. Al principio, era la lengua de los desheredados, pero ya no lo es. Para Julio Ortega, de la Brown University, el español de los emigrantes "veinte, incluso diez años atrás, era una marca del origen marginal. Hoy es la segunda lengua del país (...) Gracias al español, los hispanos salen del ghetto, gracias al español, los anglos dejan su provincia" ("Más sobre el español de Estados Unidos", El País, 24.11.1998)

c. El español de los Estados Unidos ha invadido el campo de la literatura y, sobre todo entre las mujeres, ha producido nombres notables.

Según Julio Ortega (1998) "Los escritores cubano-americanos, mexicano-americanos, puertorriqueños y dominicanos de Nueva York narran en un inglés enunciado desde el español (como los cuentos de Junot Díaz, que están en un inglés que se lee como si fuese español) (...) Se trata de la interacción del bilingüismo y del mestizaje floreciente". Y termina afirmando este especialista: "Apenas hemos empezado a entender la formidable capacidad creativa de esos migrantes elocuentes y de su saga cultural".

Confirmando todo lo anterior, al otro lado del Océano, el académico Emilio Lorenzo, abanderado de la ductilidad de nuestra lengua, asegura en su obra recientemente publicada "El español en la encrucijada": "La lengua española, hay que repetirlo, está mostrando hoy una flexibilidad ante las nuevas coyunturas que debería ser motivo de orgullo para cuantos nos servimos de ella" y añade más adelante: "Mis largos años de docencia me han enseñado que una lengua viva está cambiando siempre y que la llamada corrección es un valor tan caprichoso como las modas de los hablantes, que favorecen o descartan usos según soplan los vientos". Esta actitud de tolerancia me parece estar en las antípodas de aseveraciones tan tajantes como la de Juan A. Carbajo en un articulo publicado por El País y reproducido por Cuadernos Cervantes (Enero, 2000): "Los españoles ya no nos pueden ver de esa manera tan anticuada con que nos miran" y unas líneas más adelante: "La Real Academia Española se pasa la vida ninguneando el español de las Américas. Los latinoamericanos en general y sobre todo los que vivimos en Estados Unidos estamos cansados de la centralización por parte de España". La conocida política anticentralista del Instituto Cervantes parece asímismo contradecir las anteriores afirmaciones.

Terminados estos prolegómenos, desearía abordar el tema central de este trabajo: La expresión bilingüe de los sentimientos en las escritoras hispanas de EEUU. He aquí los vectores esenciales:

1. Temática esencial de la narración.
2. Circunstancias en que afloran dichos sentimientos.
3. Características psicosociológicas del bilingüismo de los personajes.

Terminaré con el análisis de los dos cuentos seleccionados: "Pollito Chicken", de la escritora puertorriqueña Ana Lydia Vega y "Como el cristal al romperse" de la escritora igualmente puertorriqueña Luz Selenia Vásquez.

* * * * * *

En el número 190 de la Revista de Occidente (Olvido García Valdés, marzo 1997) dedicado a las formas de expresión lingüística femenina, nos dice la autora, aludiendo a la obra de Wittgenstein Investigaciones filosóficas que "pensamiento, lenguaje y forma de vida son indiscernibles. Forma de vida parece aquí equivaler a cultura. Se trataría de encontrar posibles vías de apertura, de quiebra de un universo lingüístico conformador. Y una de esas vías de apertura parece ser el lenguaje de las emociones: Un lenguaje límite, un abrir las palabras y las cosas, característica femenina por excelencia" (no le faltaba razón a Virginia Woolf al afirmar que la sintaxis literaria inventada por los hombres era demasiado rígida para la psicología de las mujeres). La lengua no existe en sí, sólo existen nuestros actos de habla, ya que cualquiera de nosotros habla diferentemente la misma lengua, dándose así tantas lenguas como hablantes, puesto que cada uno de nosotros deja su huella individual emotiva en su formulación lingüística.

La mujer escritora y concretamente en este caso la escritora latina, parte de su individualidad para describir la colectividad que la rodea, el mundo que desea presentar. "¿Es biológica o cultural la emoción?" se pregunta la etnopsicóloga Vinciane Despret. Para ella, la emoción sería una causa de comportamiento y una herramienta que nos sirve para juzgar y evaluar el mundo, aportando a éste miradas que lo condicionan. Hay pues una interacción entre lo cultural y lo biológico. Intentaremos encontrar sus huellas en algunos textos de latinas residentes en los EEUU, cuyos temas preferenciales parecen ser:

Las mujeres que viven en contextos literarios estas situaciones son sobre todo sirvientas, secretarias, desempleadas, costureras, obreras no cualificadas, abuelas analfabetas, niñas perdidas entre dos mundos. Son mujeres sin preparación, aprisionadas en un sistema familiar y social opresivo, donde el binomio casa/trabajo presenta dos ámbitos en los que la mujer es la subalterna del hombre. En la casa le sirve, en el trabajo acata sus órdenes. Los dos mitos culturales que aparecen en este espacio de la mujer latina parecen ser Eva y Penélope, como afirma María Elena Angulo ("La narrativa de Alicia Yáñez Cossío, hacia la recuperación de un nuevo espacio social para la mujer latinoamericana", 1995) La mujer latina es al mismo tiempo víctima y causante del problema, ya que perpetúa esta situación al educar de diferente manera al hijo y a la hija.

Una constante dolorosa es la violencia en el seno del hogar y el abuso sexual que forma parte de esta violencia, sea con la propia esposa o con niñas y adolescentes. Las mujeres viven a menudo en un mundo de terror donde les falta la más mínima independencia y su único sueño es escapar de ese mundo sórdido; sin embargo y a pesar de este afán de marcharse, no pierden el respeto por El Barrio ni por su gente.

El factor común de las escritoras latinoamericanas cyuas protagonistas viven estas situaciones, es evidentemente la búsqueda de una mujer nueva, liberada de prejuicios sociales, así como la crítica de las instituciones sociales y familiares.

La obra de la autora chicana Sandra Cisneros es especialmente representativa en sus dos colecciones de relatos "The house on Mango Street" y "Woman Hollering Creek and other stories". Presenta a una mujer que lucha en un mundo bi-cultural y bi-machista, por obtener su identidad social y personal. Esta mujer es víctima de todos los mitos y tabúes hispanos que la han situado en segundo plano, siempre como madre y esposa antes que como mujer. Evoluciona entre dos mundos: la escuela, mundo anglosajón y el Barrio, mundo hispano. En este ir y venir de un ámbito a otro, de un idioma a otro, las mujeres de Sandra Cisneros, como las de Alma M. Gómez, Cherrie Moraga, Ana Lydia Vega, Julia Alvarez, Roberta Fernández, Luz Selenia Vásquez, Luz Garzón, Sylvia Lizárraga, Gloria Velásquez, Helena Viramontes, Alice Gaspar de Alba y tantas otras han perdido parte de su identidad y han desarrollado relaciones de amor y odio muy particulares con los dos idiomas en que se desarrollan sus vidas. Ambos sentimientos serán vividos simultáneamente, dependiendo de determinadas circunstancias socioeconómicofalimiares. Veamos algunos ejemplos:

En su trabajo sobre Sandra Cisneros, María Beltrán Vocal ("La problemática chicana en dos obras de Sandra Cisneros", 1995) señala el claro rechazo de la lengua española que manifiesta la niña Micaela, centrándolo en la persona de su abuela:

"Micaela, you may wait outside with Alfredito and Enrique. "The awful grandmother says it all in Spanish, which I can understand when I'm paying attention. What? I say, though it's neither proper, nor polite"

Raquel, por su parte, ha recibido de su entorno la imagen negativa de ser hispana, debido a su pobreza y atavío descuidado, lo que le crea una relación difícil con su profesora anglosajona:

"Mrs Price says: It's an ugly sweater with red plastic buttons and a collar and sleeves. (…) It's maybe a thousand years old…"

En cuanto a Esperanza, cuyo nombre es claramente simbólico y heredado de su abuela, lo rechaza porque no quiere convertirse en una mujer sometida a la fuerza, como aquella:

"Esperanza, I have inherited her name, but I don't want to inherit her place by the window" (The house, 11)

Este tema de los abuelos, dentro de la problemática intergeneracional, me parece importante. El abuelo o la abuela, los que emigraron, son el único nexo con el mundo anterior, nexo que a veces se rechaza, por traer a la memoria un pasado de miseria y de ignorancia.

La chicana Gloria Velásquez, en su relato "Sunland" nos presenta los últimos días de la abuela Soledad, de nombre igualmente simbólico. Los cuatro hijos acuden a su cabecera para tomar una decisión, ya que no puede continuar viviendo sola. Culturalmente, esta imagen de la anciana respetable es antagónica al mito anglosajón de la eterna juventud, una vez más nos encontramos frente a un ejemplo de choque cultural.

"Al terminarse la happy reunión, los cuatro hijos procedieron en fila hacia la recámara de doña Soledad. (...) A su lado quemaba una vela de la Virgen de Guadalupe cuyo olor se mezclaba con el de los orines anaranjados del vacinero que quedaba al pie de la cama. Tenía los ojos abiertos con la mirada fijada en la pared, como si estuvieran revisando los retratos que la rodeaban, el de su esposo que, con los bigotes negros y el sombrero de paja se parecía a uno de aquellos antiguos oficiales de la Revolución Mexicana. (...) El hijo mayor, después de rascarse la barriga: -Es mejor que vuelva conmigo, que muera en su país. - ¿Y qué va a hacer allá tan lejos? Yo me la podría llevar a California por un tiempo. Tengo una casa grande: bi-level, three bathrooms. The girls would love it. - En mi opinion, Happy Haven es el lugar para ella. Tienen air conditioning, saunas privadas para los viejos y bingo games every Wednesday night!

Años después, la nieta regresará y evocará la presencia perdida de la abuela:

"Fue entonces cuando se me vino a la memoria aquel día y la vi allí sentada en su rincón como bulto, estropeada, perdida en su propio mundo"

Los hijos utilizan el inglés para describir los aspectos materiales y ventajosos de la situación, la nieta evoca a la abuela perdida en español, la lengua de su comunicación con ella.

En el cuento "Las polillas" de Helena María Viramontes, la Abuela, la Abuelita, es una vez más el polo afectivo de los recuerdos de infancia de la protagonista. La abuela está ligada a los más remotos recuerdos culinarios del país de origen:

"Abuelita quitaba los chiles del fuego y los regaba con agua hasta que las cáscaras se empezaban a separar."

Pero también es la maga/hechicera india que sabía curar y que sirvió de iniciadora a los misterios de la vida y de la muerte:

"Sólo tenía catorce años cuando Abuelita solicitó mi ayuda. Era lo justo. Abuelita me había sacado adelante cuando sufrí la escarlatina, quitando y poniendo rebanadas de papa en mis sienes; había estado conmigo en muchas ocasiones, como cuando me pegaban, como cuando me rompí un brazo al saltar (...) cuando pasé por la pubertad y cuando dije mi primera mentira."

El cuento titulado "El Pavo", de Alice Gaspar de Alba nos presenta una interesante simbiosis cultural, tanto lingüística como de costumbres. La abuela, transmisora de celebraciones, fiestas y platos sabrosos, ha muerto. El abuelo se encastilla en un muro de hostilidad y de renuncia, pensando así ser fiel a su memoria. La nieta añora el pavo de Thanksgiving que la abuela cocinaba e intenta convencer al padre, al que se dirige en inglés, de que convenza al abuelo, a quien ambos hablan, por miedo y respeto, en español:

- "¿Qué me compraste, Daddy, los pencils pa la escuela? You know that?
- Habla español, hija, tu abuelo te va a pegar.
- ¿Por qué tengo que hablar 'spañol? This is a free country.
- Free or not, young lady, you talk Spanish in this house. It's his house ¿me entiendes?
- Yes, Daddy. I mean: Sí, papi."

Y cuando Gabriela suplica al cielo que el abuelo acepte la compra del pavo, reza así:

"-Dígale que sí, Grandma, Please. Please, Baby Jesús, please Holy Father".

La ternura y el rechazo están fuertemente entremezclados en todas estas hermosas historias de emigración familiar y de desarraigo, pero las niñas pueden ser también mudos testigos de violencia en el hogar, del terror vivido por sus madres, y con frecuencia las autoras latinas denuncian a través de su mirada.

Un bellísimo cuento de Luz Selenia Vásquez, "Papi y el Otro" nos describe la vida esquizofrénica de Anita, una niña que llama Papi a su padre en estado normal y El Otro a la bestia en que se convierte su padre cuando está ebrio:

"Papi era el hombre bajo y calvo, el que estuvo yendo a la misma factoría en Brooklyn por más de veinte años. Papi hablaba lo que otros llaman broken english y nosotros hacíamos burla de sus intentos frustrados de hablarnos en inglés. Sonreía a veces y cantaba por la mañana mi Papi. Antes de irnos para la escuela, nos limpiaba los zapatos y cantaba canciones que él mismo componía." (...)
"Cuando Mami trató de coger el teléfono para llamar a la policía, el Otro arrancó el teléfono de la pared. Le dijo el Otro a Mami: Voy a matarlos a todos, pero voy a matar a los niños primero. Después te voy a matar a ti, pero quiero que veas cuando mueran tus hijos. Quiero que seas testigo."

Este mismo horror ante la violencia masculina lo vive Catalina, la quinceañera del relato del mismo nombre de Sylvia Lizárraga (1979) obligada a trabajar en un burdel y a vender en adopción los hijos que va alumbrando. Su mayor sueño es poder conservar para ella uno de estos recién nacidos, pero el proxeneta de quien depende, no se lo permite.

La misma autora, en el cuento "El regreso", nos presenta como protagonista a un hombre, un mexicano que intenta pasar la frontera, "ayudado" por un coyote. La había cruzado en sentido inverso, sin papeles, para asistir en México al funeral de su madre, pero al regresar, la migra lo persigue y vive instantes de terror. Es un relato interesante, no sólo por la situación paradigmática que presenta, sino por el uso que hace del inglés frente al español. Aparece en inglés todo lo que es culpabilizante, sarcástico, autoritario, lo que representa la culpa y la infracción, en español lo relacionado con los sentimientos: la esperanza, la ayuda, el recuerdo de la madre, el miedo en la huída:

- "There is one more; He is hiding in those bushes. Let's call the police…"
- ¿Quién era aquella muchacha, lo iba a ayudar? ¿Por qué?"
- "Sálgase, que ya lo vieron y córrale, véngase a mi casa"
-"Man, you look like scared the shit out of you"

Esta dicotomía lingüística se observa también en el cuento de La chicana Luz Garzón "¿Por qué?" en el que una muchachita clandestina, una mojadita, intenta entrar en los Estados Unidos. Sus compañeros hombres la abandonan a su suerte porque no corre tan rápido como ellos y los retrasa. Por fin llama a una puerta, en busca de trabajo y la joven pareja anglosajona que allí vive la deja quedarse como criadita, pero para explotarla. La patrona abusará de ella en el terreno del trabajo, el patrón, intentará hacerlo en el terreno sexual.

"Se le iluminó la cara a Eugenia cuando la señora le dijo que se quedara. Después se preocuparía por saber qué cosa era el eslipin beg para dormir en el gariach.
- Why are people so ignorant, goodness? Oh, no. This has gone far enough. Le dice la patrona al ver que no comprende el lavavajillas. Y el patrón, por su parte, cuando se queda solo con ella:
- Come, come on. Stop acting. I know you Mexicans are always ready… Y empezó a romperle la ropa."

Podríamos multiplicar los ejemplos ad infinitum. Son todos igualmente dolorosos e igualmente ilustradores de un contraste entre dos mundos. Observaremos seguidamente con más detenimiento dicho contraste en los dos breves cuentos propuestos para su análisis:

1. COMO EL CRISTAL AL ROMPERSE (1983), de Luz Selenia Vásquez

Su autora dice de sí misma: "I am a New York born and raised Puerto Rican Feminist who comes from a long line of story tellers". Su profesión es la medicina y seguramente por eso ha escogido como escenario una clínica psiquiátrica de mujeres. Explica a este respecto: "I find myself now converting much of those painful times into positive energy and learning to be happy". La enferma Lupe, Lupita (llamada por las enfermeras por su apellido, Carrera, lo cual es significativo) es la única latina y comprende apenas el inglés. Asediada por las voces de su enfermedad mental y por el medio hostil y extranjero en que se encuentra, intenta refugiarse en los boleros que le transmite una radio que siempre la acompaña. La música dulzona de los boleros y su letra repetitiva impide a las otras enfermas escuchar la televisión y de aquí nace el conflicto entre los dos mundos, los dos idiomas, entre el pasado y la realidad.

La autora nos describe a una Lupe que sueña con su isla de playas y palmas, mientras sus cinco sentidos se ven agredidos por un universo hostil y carcelario. Las primeras líneas hablan de la sensación de las sábanas pegajosas y húmedas al despertarse entre orines. Las enfermeras la obligan a desayunar, incomodada por este hedor, antes de poder mudarse. A veces el asco le produce vómitos, vómitos que siente en sus dedos y en su piel. Este mismo asco se reproduce cada miércoles al llegar el carrito con los odiados spaghetti. "Siempre sabía que era miércoles por el olor". La obligan a ducharse, a sentir el frío del agua y la aspereza de la toalla; el único sentido que parece poder transmitirle una sensación agradable es el oído, a través del mágico transistor que difunde a todas horas los boleros de su tierra, los cursis boleros de su infancia: "Tú vivirás sin mí, yo moriré sin ti... es mi destino..."

No sólo las voces de la radio sino las que venían de dentro, del fondo de su enfermedad, le hablan en su lengua y todos estos mensajes, positivos y negativos, le llegan en español. Por el contrario, el mundo hostil que la rodea, enfermeras y enfermas mentales, le habla en un inglés adusto, le grita órdenes, prohibiciones, amenazas:

"La Rubia siempre la miraba con asco y decía:
- O.K., Carrera, strip.
Nunca le gustaba quitarse la ropa allí delante de la gente.
- Carrera, I said strip, come on, take off the nightgown. We haven't got all day"
Siempre la misma pelea. Nunca hablaba con las otras. No valía la pena tratar de comunicarse con ellas, nunca la comprendían. Siempre, siempre, las mismas palabras:
- "Carrera, don't touch that radio. Can't you see we're watchin' TV?
"Si quieres separar nuestro destino, ya nunca me verás en tu camino... Tú vivirás sin mí... Yo moriré sin ti... Ay, es el destino..."

Las voces del bolero le hablan de tristeza y melancolía, de un mundo perdido. Adverbios como ya, nunca y jamás, verbos como morir, separar, vivir sin ti, nombres como destino y camino dan vueltas en su cabeza enferma como expresión de la nostalgia y la soledad. El vocabulario inglés que oye no deja lugar para los sueños: Son imperativos: don't touch that radio, strip, pick up that fork and start to eat o bien constataciones de su degradación: Oh, God, she smells!, McConnel, keep an eye on her, will ya? Y también amenazas: Look, Carrera: I'm not going to play this little game with you tonite. Now, I'm going to turn this radio down, one more time, and if you turn it up, I'm going to turn it off, and I mean it, Carrera, I'm not kidding.

Su desobediencia acaba enfureciendo a las enfermeras, que le esconden la radio. Y Lupe, Lupita, que ha dejado ya de ser "Carrera", enloquecida por las voces de la televisión americana que gritan: "Join the Pepsi people, feeling free, feeling free", cree haber perdido para siempre sus voces. Ella, Lupe, la enferma Carrera no ha pronunciado una sola palabra. Las voces ajenas, las voces del transistor nos han informado sobre su soledad y su pérdida de identidad. Empieza a girar en círculos frenéticos junto al televisor y, al ver que le traen la camisa de fuerza, se estrella de cabeza contra la pantalla.

"Vidrio. Cristal. Podía oir el cristal cayendo al piso. Se podía oir como si fuera el ruido de botellas al romperse, como los vasos al quebrarse, como el cristal del espejo al romperse."

Lupe, como una Alicia demente, ha pasado al otro lado del espejo, quizás haya encontrado en él su País de las Maravillas.

2. POLLITO CHICKEN, (1977) de Ana Lydia Vega

El tono y el ambiente en que se desarrolla este segundo relato son diametralmente opuestos al anterior y van marcados por el humor que caracteriza a esta autora puertorriqueña, por su fina crítica de dos sociedades que intentan convivir. El título merece una explicación, ya que es totalmente revelador de la particular situación de bilingüismo de Puerto Rico, aunque el profesor y académico Humberto López Morales en un artículo publicado por Cuadernos Cervantes (1995) niega la existencia de un bilingüismo real en la isla. Para él, el uso frecuente del inglés ha creado ciertas caracterísiticas, sobre todo léxicas y sintácticas, del español de Puerto Rico. Pollito, Chicken, son las dos primeras palabras de una canción infantil que cantan los niños puertorriqueños, no sé muy bien si para aprender el inglés o para burlarse de la necesidad de conocer cada término en dos idiomas, dada la situación político-lingüística de la isla. La canción o el estribillo dice así:

Pollito, chicken
Gallina, hen,
Lápiz, pencil
Y pluma, pen.

Casto Fernández, en el mismo número de Cuadernos Cervantes afirma que "la autora recrea con humor e ironía magistrales la coexistencia entre dos lenguas y dos mundos, entrecruzando ambos en la conciencia de la protagonista". Es cierto, la sátira social en clave de humor es omnipresente en esta autora y en ello coincide con la dominicana Julia Alvarez, autora de "Cómo las chicas García perdieron su acento" y "Yo", donde la mujer latina burguesa, rodeada de sirvientas y de lujo en un mundo de miseria, se opone a la Barbie anglosajona. En este cuento se detecta una tensión permanente entre dos mundos, propia de territorios fronterizos. Suzie Bermiúdez es una emigrante puertorriqueña residente en N.Y. que ha decidido ocultar sistemáticamente sus orígenes: se ha teñido el pelo, habla exclusivamente inglés, se identifica con los estereotipos de la mujer americana y reniega sin cesar de los defectos de sus compatriotas. Suzie habla así del hombre de sus sueños:

"Maybe se casaría para pagar menos income tax. Sería con un straight All-American, Republican, church going, Wall-Street business man... porque esos sí que son good husbands y tratan a sus mujeres como real ladies…"

Sin embargo, nada más llegar a Puerto Rico, el destino la va a poner en una situación en la que el atavismo de los sentidos la obligará a recuperar su identidad en el momento de hacer el amor, así como la expresión del placer en su lengua materna.

Suzie Bermiúdez aprovecha unos días de vacaciones para regresar a su isla, de la que había emigrado con su madre diez años antes (diez años ago). Aborda Puerto Rico con aires de superioridad y de menosprecio, intenta ligarse a algún turista anglosajón al borde de la piscina, pero solamente hay jubilados pecosos y rubicundos. Bajo los efectos del sol y de la piña colada, acabará sucumbiendo a los encantos del barman local.

Según Casto Fernández, Suzie es un personaje patético y característico de una situación fronteriza cultural, que pone todo su empeño en no parecer lo que es, pero que acaba sucumbiendo a la urgencia del deseo sexual y que recupera la necesidad de expresarse en su lengua materna en el momento del placer físico.

Bajo un aspecto aparentemente frívolo y superficial, Ana Lydia Vega nos presenta un problema humano cada vez más frecuente: la aculturación del emigrante, la vergüenza que éste puede sentir de sus orígenes miserables, hasta el punto de renegar de ellos, los patéticos intentos de integración en una cultura que no consigue asimilar , y finalmente la soledad en que puede vivir una mujer latina de escaso nivel cultural transplantada a un mundo donde los valores más cotizados son los materiales, el trabajo y el éxito social.

El español y el inglés que utiliza Suzie para juzgar las situaciones de su vida esquizofrénica están absolutamente entrelazados, entremezclados, trenzados, y son el ejemplo perfecto del fenómeno llamado codeswitching, cambio de código de una lengua a otra, a mitad del discurso. Es difícil sacar conclusiones de tal fascinante simbiosis léxico-sintáctica, pero observamos que, por ejemplo, en la primera parte del relato, cuando Suzie se queda sin aliento al ver el cartel publicitario de la agencia de viajes, todos los términos en inglés son positivos y altamente valorativos:

Una pareja de beautiful people holding hands, deliriously happy, el mar strikingly blue y la puesta de sol shocking pink

pero a renglón seguido describe su horror a pasar por el Barrio a pie, por no encontrarse con sus compatriotas, a los que trata de lazy, dirty, no good bums. Incluso cuando piensa en su Grandma, afirma que no irá a verla porque había sido bastante bitchy after all con Mother y con ella. Además, siempre estaba enferma con headaches y espasmos y athlete's foot y rheumatic fever y golondrinos all over y mil others dolamas. De momento, todo lo que se refiere a Puerto Rico y al pasado familiar y social está pintado con las tintas más negras y preferentemente en inglés. Se felicita por haber emigrado a N.Y. con las siguientes palabras:

"Pensó con cierto amusement en lo que hubiese sido de ella si a Mother no se le ocurre la brilliant idea de emigrar. Se hubiera casado con algún drunken bastard de billar, de esos que nacen con la caneca incrustada en la mano y encierran a la fat ugly housewife en la casa con diez screaming kids entre los cellulitic muslos mientras ellos hacen pretty body y le aplanan la calle a cualquier shameless bitch."

El tono va a invertirse progresivamente a partir del momento en que se instala al borde la la piscina del hotel Conquistador y que el mozo del bar le sirve una piña colada que la sorprende very positively, escucha una meliflua música from the Tropics, mientras contempla a los atléticos Latin specimens que modelan sus bíceps en el trampolín.

"Tres piñas coladas later (...) Suzie no tuvo más remedio que comenzar a inspeccionar los native specimen con el rabo del ojo. Fue así que nuestra heroína realized que los looks del bartender calentaban más que el sol de las tres de las three o'clock sobre un techo de zinc."

Está claro que Suzie Bermiúdez sucumbirá al encanto atávico del Latin Lover y que lo hará en español. Esa misma noche, el bartender confiesa a sus amigos que

la extraña gringa del 306 no se sabe muy bien lo que es, pero que en el momento de ponerla a gozal, sus half opened lips gritaron en el más puro boricua: ¡Viva Puelto Rico Libre!!!!!"

Esta hermosa exclamación independentista nos demuestra que Suzie ha cambiado bruscamente su codeswitching porque tal vez haya empezado a ver a sus compatriotas de otra manera y sobre todo a sentir de otra manera.

El amor físico, en el caso de Suzie, la soledad en el caso de Lupe, La vergüenza del pasado en el caso de Micaela, Raquel y Esperanza. La añoranza, en el caso de Gabriela, el terror de Anita, el deseo de Catalina de no vender a su bebé, todos estas emociones, todos estos sentimientos han condicionado desde lo más profundo la elección de uno u otro idioma en la escritura de las autoras citadas como botón de muestra, que han querido dar testimonio de su mestizaje cultural y lingüísitico y sobre todo de su condición de mujeres desarraigadas.

Apéndice: BREVES FRAGMENTOS PARA ILUSTRAR LA INTERACCIÓN ESPAÑOL/INGLÉSEN LA NARRATIVA FEMENINA HISPÁNICA ACTUAL EN LOS EE UU

Dolores Soler-Espiauba.
Congreso ALFAL Groningen 2000

1."... As Latinas living in the U.S., the issues of bilingualism and bi-culturalism are crucial. In este libro, we wish to stretch la imaginación- help the reader become accustomed to seeing two languages in a book, learning to make sense of a thing by picking up snatches here, phrases there, listening and reading differently. Cuentos validated the use of "spanglish" and "tex mex". Mixing English and Spanish in our writing and talking is a legitimate and creative response to acculturation. It doesn't mean that we are illiterate or assimilated as we are sometimes labelled by de Anglo and Latin American elite. Our audience is first and primarily the bicultural reader: The Latina in the U.S. Cuentos is written for her sensibility. Hopefully, one day the book can be translated entirely into Spanish to reach a wider Spanish-speaking audience. *(We have not italicised the Spanish or footnoted the translations in order to have the text visually reflect the bi-cultural experience)." Cuentos: Stories by Latinas. Edited by Alma Gómez, Cherrie Moraga and M. Romo-Carmona. Kitchen Table. Women of Color Press. New York. 1983

2. "Los Acknowledgements". Mi querido Público: (...) Praise to la bien bien linda Julie Grau, my editor. Ay, Julie, believe me, I am eternally gratefull for your unflagging cariño, patience and sensitive through the labor of this book. Gracias a la Divina Providencia que me mandó la muy powerful y miraculous literary protectora,Susan Bergholz, La Brava. Hay que echar gritos, prender velitas, hacer backflips. Te abrazo con mi corazón, Susan, por todo. Damas y Caballeros, un fuerte fuerte aplauso for my most special reader, the most special friend. El Dennis Mathis, Mi Ojitos. (...)Sandra Cisneros, Woman Hollering Creek and other stories, Vintage Books, N.Y. 1991

3. " - ¿Ya hiciste la tarea? Gabriela mueve la cabeza y lo ve por debajo de sus cejas. -¿Qué tienes que hacer? -Spelling y penmenchip. -Bueno, pos apúrate pa' que no la tengas que hacer el Saturday. You know the rules. -Ah, Daddy, this is a vacation. -¡Qué vacation ni qué nada! Siempre haces lo mismo y por eso te castiga tu abuelo. Andale, ponte a hacerla." Alice Gaspar de Alba. "El Pavo" (En Antología de Cuentistas Chicanas. Rosamel Benvides Ed. Santiago de Chile, 1993

4. "... - Ay, she said, she is sad. - Oh, he said, not again. - ¿Cuándo, cuándo, cuándo? She asks. - Ay, caray, we are home, this is home. Here I am and here I stay. Speak English! Speak English, Christ!. Ay, Mamacita, who does not belong, every once in a while lets out a cry, hysterical, high, as if he had torn the only skinny thread that kept her alive, the only road out to that country. And then to break her heart forever, the baby boy who has begun to talk, starts to sing the Pepsi commercial he heard on T.V. -No speak English, she says to the child who is singing in the language that sounds like tin. No speak English, no speak English, and bubbles into tears. No, no, no as if she can't believe her ears". Sandra Cisneros. The house on Mango Street. Vintage Books, New York, 1991

5. "… At school they say my name funny as if the syllables were made out of tin and hurt the roof of your mouth. But in Spanish my name is made out of a softer something, like silver, not quite as thick as sister's name -Magdalena- which is uglier than mine. Magdalena who at least can come home and become Nenny. But I am always Esperanza." Sandra Cisneros. (Íbid.)

6. "Después venían todas para sentarse en fila enfrente de la televisión. Las enfermeras regresaban a la oficina a preparar las recetas. Durante esas horas ella se quedaba cerca del radio. No le gustaba la televisión, no la entendía. Permanecía en su rincón tocando el radio y bailando. Venía la misma pelea. Las otras se enfurecían porque el radio las molestaba. Decían siempre lo mismo: "Carrera, turn off that radio, we're trying to watch TV. Nurse McConnell, Nurse McConnell, tell Carrera to turn off that radio. We can't hear the TV" Siempre lo mismo. Ella nunca las oía. Estaba preocupada con la música y las voces que venían de adentro. Y siempre desaparecía el resto del mundo, sólo oía ese radio: Si quieres separar nuestro destino, ya nunca me verás en tu camino...".Luz Selenia Vásquez "Como el cristal al romperse" (en Cuentos, Stories by Latinas)

7. "Por el camino observó neverthless la transformación de Puerto Rico. Le pareció very encouraging aquella proliferación de urbanizaciones, fábricas, condominios, carreteras y shopping centers. Y todavía esos filthy, no-good Communist terrorists se atrevían a hablar de independencia. A ella sí que no le iban a hacer swallow esa crap. Con lo atrasada y underdevelopped que ella había dejado esa isla diez años ago. Aprender a hablar good English, a recoger el thrash que tiraban como savages en las calles y a comportarse como decent people era lo que tenían que hacer y dejarse de tanta fuss. El Conquistador se le apareció como un castillo de los Middle Ages surgido de las olas. Era just what she had always dreamed about. Su intempestivo one week leave comenzó a cobrar sentido ante esa ravishing view. Tan pronto hizo todos los arrangements de rigor, Suzie se precipitó hacia su de luxe suite para ponerse el sexy polkadot bikini que había comprado en Gimbel's especialmente para esta fantastic occasion. Se pasó un peine por los cabellos teñidos de Wild Auburn y desrizados con Curl-free, se pintó los labios de Bicentennial Red para acentuar la blancura de los dientes y se frotó una gota de Evening in the South Seas detrás de cada oreja". Ana Lydia Vega, "Pollito Chicken" (en Vírgenes y Mártires, Ed. Antillana, Rio Piedras, Puerto Rico, 1988)

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