ISSN:
1139-8736
Depósito Legal:
B-18009-99
La abreviación de
sintagmas mediante
el procedimiento de conservar sólo la inicial de
cada palabra
es actualmente un proceso de amplia difusión en la
lengua.
Prueba de ello es la publicación de diccionarios
internacionales
de siglas1, y
también la
presencia cada vez mayor de secciones dedicadas al
estudio de
las siglas en los trabajos sobre el lenguaje del periodismo o
en
los estudios que analizan las tendencias de la "lengua
actual",
así como en los diversos libros de estilo
de organismos
públicos2.
Frente a este
interés por el estudio
síglico3en este tipo de obras,
destaca la poca
atención que recibe en los tratados sobre la
formación
de palabras, especialmente en los que se centran en la
lengua
española4.
En primer lugar es
preciso aclarar algunas
cuestiones terminológicas, pues no todos los
autores utilizan
el término sigla para referirse a este
procedimiento
no morfológico de renovación léxica.
Este
es el término que emplean M. CASADO VELARDE [1985],
J.
MARTíNEZ DE SOUSA [1984], RODRíGUEZ GONZáLEZ
[1982]
o WITTLIN [1981], entre otros, mientras que en la traducción
del
estudio de M. LANG [(1990) 1992] se opta por el
término
acrónimo para este tipo de formaciones. Por su
parte,
J. MARTíNEZ DE SOUSA [1984] o M. CASADO VELARDE
[1985]
reservan el término acrónimo para el
procedimiento
denominado blending en inglés, es decir, la
combinación
de fragmentos de palabras para formar una nueva unidad
léxica.
WITTLIN [1981], por su parte, denomina acrónimo
a
la sigla que se lee como una palabra en lugar de deletrear
las
iniciales que la forman, mientras que J. MATíNEZ DE SOUSA
[1984,
p. 32] se refiere a siglas silábicas,
frente a las
siglas consonánticas .
Cuando
sean tratadas en este trabajo las formaciones
producto de la
combinación de fragmentos del sintagma base
-en el apartado 6.3-
denominaremos combinación a
este procedimiento, pues nos
parece una designación especialmente
diáfana, y en esto
coincidimos con el término adoptado
para traducir blending en
el estudio de M. LANG.
Del mismo modo, no todos
los autores coinciden
al definir el alcance de la denominación
seleccionada.
M. CASADO VELARDE [1985] y J. MARTíNEZ DE SOUSA
[1984]
consideran siglas puras sólo las formaciones a
partir
de la primera letra, y sólo la primera, de cada elemento
del
sintagma, frente a las abreviaciones en las que no aparece
la inicial de
algunas de las palabras o bien alguna de ellas está
representada por
más de una letra. Un ejemplo de esta segunda
posibilidad es
RENFE , a partir de Red Nacional de Ferrocarriles
Españoles,
que es para algunos un sigloide [M. CASADO
VELARDE, 1985] y para
otros un acrónimo [J. MARTíNEZ
DE SOUSA, 1984, pp.
45-48 y p.50]. Para J. MARTíNEZ
DE SOUSA [1984], sin embargo,
el ejemplo comentado corresponde
a uno de los casos menos frecuentes en la
acronimia, y
señala que
Este mismo autor precisa
líneas más
abajo que:
Por sigla,
además, puede entenderse
también cada una de las iniciales
del sintagma base tomadas
para crear la forma abreviada, es decir, la
sigla . Estas
dos acepciones del término son las que aparecen
recogidas
en la vigésima primera edición del
Diccionario
de la Lengua Española de la Real Academia, y son
asimismo
compartidas por M. CASADO VELARDE [1985, p. 20] y J.
MARTíNEZ
DE SOUSA [1984, pp. 26-27 y p. 52], aunque este
último
señala que «lo normal es hacer referencia al
conjunto»
[p. 27].
Como se ve, no existe
acuerdo entre los distintos
estudiosos sobre la terminología que se
debe emplear para
referirse a estos procesos de innovación
léxica.
Para evitar confusiones -y puesto que este capítulo
no
pretende ser un estudio sobre los procesos de
formación
léxica en español, sino una relación
de términos
específicos relacionados con la Internet y la
informática,
clasificados en función del procedimiento por el
que se
han creado-, en la presentación de los
términos
específicos del español de la Internet,
emplearemos
la denominación sigla para las siglas puras
,
y sigloide para las que toman algún elemento
adicional
como simple apoyo para las iniciales de las palabras del
sintagma
base.
A continuación ofrecemos
la relación
completa de las siglas y los sigloides que
hemos
extraído de los glosarios de la Internet antes
citados:
ADSL | API | ARPA | ASCII | ATM | AUP | BBS | CCITT | CERN | CERT | CGI | CLI | CNI | CPSR |
CWIS | DARPA | DDN | DNS | EARN | EBCDIC | EDI | EFF | EPIC | ESP | ESPRIT | FAQ | FQDN | FTP |
FYI | GII | GSM | HTML | HTTP | IAB | IANA | IMHO | IP | IRC | ISDN | ISO | ITU | ITU-TSS |
LAN | MIME | MPEG | NCSA | NIC | NII | NPTN | NREN | NSF | OSI | PCMCIA | PERL | PGP | PING |
POP | PPP | RARE | RFC | RFC-822 | RIPE | RTFM | SGML | SIG | SLIP | SMTP | TCP/IP | TERENA | UMTS |
URL/URI | UTC | UUCP | VRML | W3 | WAIS | WRT | WWW | WYSIWYG | YP |
GUILBERT [1975, p. 275]
considera que cuando
se crea una sigla intervienen dos fuerzas: por un
lado, el deseo
de conseguir la reducción gráfica y
fonética
de una secuencia sintáctica que resulta demasiado
larga,
es decir, el deseo de conseguir una forma más
económica;
y, por otro lado, el cuidado por mantener la
relación
sintáctica entre los elementos, mediante la
referencia
a todos y cada uno de los elementos de esa secuencia
sintáctica.
En la sigla, los grafemas
que la componen
con frecuencia se independizan de la unidad de la que
formaban
parte inicialmente. Las letras inciales adquieren tal
autonomía
que, en ocasiones, pueden llegar a adquirir valores
fonológicos
diferentes de los que tenían en un principio,
en función
de su nuevo contexto gráfico y debido a la
lectura integrada
de las siglas silábicas [J.
MATíNEZ DE SOUSA,
1984, p. 32]. Así, por ejemplo, es
fácil oír
pronunciar en español como una sola
palabra:
MARINER [1972] señala que antes de
llegar a esta etapa en la que se pronuncia la sigla como una
palabra,
deben superarse dos etapas previas: un primer momento
en el que, aunque
se escriban sólo las inciales, al leerla
se reconstruyen todas las
palabras -de este modo la sigla
se comportaría como una
abreviatura , es decir,
como un acortamiento que no trasciende al
plano oral [CASADO
VELARDE, 1985, p. 19]- y un segundo estadio en el que
se leen
sólo las iniciales, una detrás de otra pero sin
pronunciar la sigla como una unidad léxica. Sin embargo,
parece
que en español «se prefiere la verbalización
a la
deletreación si el sistema fonético lo admite
(PMM =
/pe-eme-eme/, pero ONU = /onu/)» [WITTLIN,
1981, p. 159].
Efectivamente, cuando la sigla es "pronunciable",
en
español se suele pasar directamente a la tercera de
las etapas
descritas5, es decir,
a la lectura de
toda la sigla como una palabra (GRAPO,
ONCE, UEFA,
ETA...), y probablemente por
ello se toma una letra adicional de
apoyo cuando las inciales
puras no permitirían la lectura de la
sigla, como ocurre
en RENFE. También por esta razón
preferimos
la denominación sigloide para este tipo de
formaciones.
El avance en el proceso de
lexicalización
de una sigla suele ir acompañado de la
eliminación
del punto que sigue a cada inicial y, en casos muy
consolidados
de lexicalización, puede incluso llegar a emplearse
sólo
mayúscula para la primera letra, como si se tratara
de
un nombre propio. Así ocurre con frecuencia, por ejemplo,
en
Iso , Mime , Pop , Rare , Terena
,
Wais , etcétera.
A medida que
avanza la lexicalización,
cada vez resulta más
difícil para los hablantes
reconstruir el sintagma original, y la
sigla acaba percibiéndose
realmente como un nombre propio,
fenómeno que se produce
con mucha más intensidad en el caso
de los préstamos
síglicos: puesto que resulta más
difícil
reconstruir el significado real de la sigla, se interpreta
como
una palabra. Cuando se llega a este estadio en el que ya no se
reconoce la sigla como tal, nos encontramos realmente ante un
nuevo
lexema en la lengua que puede actuar como una nueva base
sobre la que
podrán formarse nuevas palabras.
En
la importación de una sigla puede
ocurrir que se conserve el
aspecto original de ésta, sin
traducir, aunque de esa manera
resulte más difícil
reconstruir el significado de las
palabras base; en otros casos,
en cambio, se traduce el sintagma
original, de modo que puede
ocurrir que la sigla traducida al
español tenga las mismas
iniciales que la sigla original pero en
diferente orden. Este
fenómeno -que se da en numerosas siglas de
uso corriente,
como en SIDA~AIDS, FMI~IMF,
ADN~DNA,
OTAN~NATO- no suele producirse en las siglas del
ámbito
de la informática, en las cuales se conserva casi
siempre
el orden del sintagma original. Así ocurre, por ejemplo,
en
Según M. CASADO
VELARDE [1985, p. 24],
existen cuatro fenómenos que denotan que
una sigla ha
dado lugar a una nueva formación léxica: que
la
sigla haya admitido un sufijo que la convierta en sustantivo,
adjetivo o verbo; que la sigla admita la categoría gramatical
de
número; que la sigla manifieste gráficamente
elementos
vocálicos procedentes del deletreo, o que en
la
representación gráfica de la sigla ya no se
utilicen las
mayúsculas o sólo se escriba con mayúcula
la letra
inicial.
En cuanto al primero de estos
indicios de
lexicalización síglica, se pueden ver algunos
ejemplos
de formación de derivados sobre siglas que corresponden
a conceptos informáticos, por ejemplo, en efetepear, a
partir
de FTP.
Asimismo, podemos ver
ejemplos de flexión
de número acompañada de la
manifestación
gráfica de vocales de apoyo en bebeeses
-a partir
de BBS-; y también se acaban de mencionar algunos
ejemplos
del uso de la mayúscula sólo para la sigla
inicial
en Cern , Mime , Terena ,
etcétera.
RODRíGUEZ
GONZÁLEZ [1989, pp.
211-212] sostiene que una de las pruebas de la
gran fuerza de
la sufijación en la lengua española es que
incluso
pueden llegar a sufijarse las siglas, como se ha visto que
ocurre
en efetepear. Este autor señala que en la segunda
mitad de los años 70, a raíz de la legalización
de
numerosos partidos políticos, se disparó el
uso de las
siglas en el español peninsular y que, en ese
mismo periodo, la
lengua española también se caracterizó
por la
derivación sufijal a partir de siglas. Insiste
en que este es un
mecanismo muy característico del español
frente a otras
lenguas, como el inglés o el alemán,
en las que apenas se
forman derivados síglicos.
Tanto
RODRíGUEZ GONZÁLEZ como
CASADO VELARDE afirman que el
sufijo más productivo en
la derivación de siglas es
-ista -para significar
[referente + a (+art) + sigla]-, mientras
que los sufijos verbalizadores
-como -ear- son considerados menos
productivos. En la
derivación de siglas informáticas, en
cambio, puede
darse con frecuencia la verbalización, como en el
ejemplo
que acabamos de citar: efetepear , a partir de
FTP.
En definitiva, debemos destacar la
fuerte
presencia de siglas en la nueva terminología
informática,
y especialmente en la que ha surgido de la
difusión de
la Internet. Muchas de estas siglas han alcanzado ya
un alto
grado de lexicalización puesto que, por ejemplo,
presentan
flexión de número e incluso se forman derivados
sobre algunas de ellas.
1. Como,
por ejemplo, ALVAR-MIRó [1983], BOCANEGRA
[1990], CASALS [1988],
CSIC[1994], GALE RESEARCH COMPANY [1986],
ICYT [1990], MARTíNEZ DE
SOUSA [1984], PUGH [1987], SAWONIAK
[1994] o WENNRICH [1992].
2. Como, por ejemplo, el Libro de estilo de El País
[1993, p. 87-92], el Manual de estilo de la UNED [1995,
pp.
69­p;74], el Manual de español urgente de
la Agencia EFE
y el Vademécum de español urgente
de la misma
Agencia.
3.
Utilizo el adjetivo que emplea M.CASADO
VELARDE [1985,
p. 20]. J.MARTíNEZ DE SOUSA [1985] prefiere el
adjetivo
siglar.
4. MIRANDA [1994] divide su obra
La formación
de palabras en español en dos partes:
Morfología
léxica y Lexicología, y en
la segunda
dedica apenas cinco páginas a las siglas. M. LANG
[(1990)
1992], por su parte, en una obra que lleva el mismo
título
que la anterior y el subtítulo Morfología
derivativa
productiva en el léxico moderno, en el
capítulo
sobre Procedimientos misceláneos dedica
tres páginas
a este tipo de formaciones. En la obra La
formación
de palabras editada por S.VARELA [1993] no hay
ningún
trabajo sobre las siglas, y solo en la selección
bibliográfica
de F.RAINER [S.VARELA, 1993, pp. 13-30] se citan
algunos estudios
sobre este procedimiento de formación
léxica, tan
frecuente en la lengua española
actual.
5.
En francés o en inglés, en
cambio, parece
que se da más la segunda
etapa.
ISSN: 1139-8736
Depósito
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(la dirección de este documento es
http://elies.rediris.es/elies1/62.htm)