ISSN: 1139-8736
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2. ALGUNOS USOS DE LA INTERNET



2.2. EL CORREO ELECTRÓNICO

    Una de las utilidades básicas de la Internet es el correo electrónico, un sistema de correspondencia a través del ordenador y la línea telefónica. El mensaje es texto-plano que circula por la línea telefónica, se ve en la pantalla del ordenador, y llega a su destinatario en pocos minutos.

    El correo electrónico es mucho más rápido que el correo normal, y de ahí que el sistema tradicional de correspondencia sea conocido entre los internautas como el correo caracol. Pero la ventaja del correo electrónico no es solo la rapidez, pues un fax también llega a su destinatario en pocos segundos. Hay otros factores que han contribuido a convertir este nuevo sistema de carteo en una herramienta indispensable e insustituible para los investigadores.

    Por un lado, el texto que se recibe se encuentra ya en soporte informático, lo cual significa que se puede guardar en un disco, imprimir, copiar o manipular. Esto parecería innecesario si habláramos de una simple carta, pero resulta muy útil cuando se trata, por ejemplo, de un artículo para ser publicado en una revista. Antes, si se enviaba ese artículo por fax, alguien debía mecanografiarlo de nuevo, con el consiguiente trabajo adicional y el riesgo de errores que suponía este procedimiento. La otra solución era enviar un disco por correo, pero esto representaba también un retraso. Con el correo electrónico, uno escribe el artículo en su ordenador y, tal como lo ve en la pantalla, podrán verlo enseguida en cualquier rincón del mundo. Y no hay límite de tamaño: a través del correo electrónico es posible enviar desde un artículo hasta una tesis doctoral.

    Otra ventaja se refiere al espacio. Muchas personas no disponen de un amplio lugar de trabajo, por lo que agradecen inmensamente la comodidad de que un solo aparato sirva para todo: la pantalla del ordenador se convierte en procesador de textos, fax o buzón simultáneamente.

    El correo electrónico no solo ofrece ventajas para el investigador, sino que también el estudiante puede aprovecharlo para aprender. Por ejemplo, en la enseñanza de segundas lenguas cada vez se promueve más la correspondencia entre estudiantes de diferentes países. Muy pocos estudiantes tienen los recursos necesarios para viajar al país de la lengua que estudian, pero, si su escuela o su universidad dispone de conexión vía Internet, el aprendiz de español como lengua extranjera puede tener en Hispanoamérica o en España un amigo con quien escribirse e intercambiar opiniones. De este modo el correo electrónico representa un apoyo importante en la didáctica de lenguas y se convierte en una fuente viva de información lingüística y cultural. Existen ya numerosas escuelas interesadas en que sus estudiantes mantengan este tipo de correspondencia, y se pueden incluso consultar bases de datos de personas y centros, clasificados según los temas de los que desean tratar en sus cartas. En estos listados se encuentran, por ejemplo, direcciones con un único requisito: que la correspondencia se realice íntegramente en español. De este modo, el estudiante ejercita la expresión escrita de un modo diferente, al tiempo que abre su mentalidad a un mundo también diferente. Este tipo de actividad epistolar, que se suele denominar pen pal, será descrito en el apartado 2.5 de este capítulo, y en el índice de direcciones del anexo 2 se indica el modo de acceder a algunos listados de direcciones de personas interesadas en mantener correspondencia a través de la Internet.

    La sociedad moderna, que arrastra a un ritmo de vida acelerado, ha hecho que la correspondencia sea sustituida progresivamente por la conversación por teléfono, ya que la prisa con la que se vive determina que las noticias pierdan actualidad en cuestión de horas. Además, el teléfono no sólo es más rápido sino que también resulta más vivo. De todos modos, si bien es cierto que el teléfono permite oír la voz, los silencios, la respiración de la otra persona -en definitiva, sentirla presente, viva-, también es verdad que al perder la costumbre de escribir cartas se pierde a la vez el placer de releerlas. Y en lo que se refiere a la rapidez, el teléfono no es más rápido que el correo... electrónico. Una carta enviada por correo electrónico llega casi inmediatamente a su destinatario, quien puede leerla en la pantalla de su ordenador, archivarla, imprimirla o enviarla automáticamente a otra persona. Hay quien dice que este tipo de correspondencia conlleva necesariamente un descuido en el estilo de la lengua escrita. En nuestra opinión, sería como decir que la imprenta acabó con la calidad literaria de los textos manuscritos. Si se desea cuidar el estilo, lo mismo vale una pluma que un teclado. Si es cierto que cada vez se desatiende más la lengua escrita, probablemente sea debido a que cada vez se escribe menos y, desde este punto de vista cabe considerar que aunque la carta manuscrita, como el teléfono, siempre resultará más viva, quizá el correo electrónico contribuirá a la recuperación de la relación epistolar8.

    El principal inconveniente que presenta el correo electrónico para la lengua española son las tildes y la ñ9. El universo de la Internet fue ideado en inglés, de modo que no se contó, en un principio, con la presencia de los caracteres inexistentes en esta lengua como, por ejemplo, ¡, ¿, ç , ñ, o las tildes. De todos ellos, las señales de apertura de exclamación o interrogación, la ñ o el acento gráfico son los que afectan directamente al español, y en especial los dos últimos. Actualmente ya hay programas gestores de correo que admiten y reconocen las tildes y las "eñes", aunque no todos los usuarios los utilizan. Por lo tanto, y sobre todo si la correspondencia no va dirigida a una persona que trabaje en España, todavía es conveniente evitar las tildes y la "eñe", pues si el programa que utiliza el receptor no es capaz de reconocerlos, nuestro mensaje aparecerá en su pantalla repleto de extraños símbolos.

    Otra solución es enviar el texto en forma de attachment, es decir, como un anexo que se incluye en un mensaje de correo electrónico. De este modo, el texto se envía con el formato del procesador de textos utilizado para escribirlo, sin necesidad de que el programa de correo electrónico lo lea y, por lo tanto, sin necesidad de que reconozca las "eñes" o los acentos. Cuando el destinatario trate de leer el texto enviado, se activará en su ordenador el procesador correspondiente desde el que se reconstruirá el formato original del documento anexo.


NOTAS


8 . Sobre la relación entre la Internet y la escritura pueden verse, por ejemplo, J. D. BOLTER [1991], P. LÉVY [1987] o D. LOCKE [1997].

9 . A este respecto, véanse también, en el capítulo 4, los comentarios a la conversación ·12. Sobre el problema con el que se enfrentan las escrituras árabe y japonesa en la Internet, puede verse M.RUIZ DE ELVIRA [1996].















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