ISSN: 1139-8736
Depósito Legal: B-18009-99
Definir la Internet no es nada
fácil
para los que no somos informáticos, pues siempre se
presenta
envuelta en una aureola de misterio, como si se tratara de
algo
sobrenatural. Sin embargo, tratando de simplificar,
sería
posible describirla como un gran conjunto de redes de
ordenadores
interconectadas, es decir, una red de redes, una
telaraña.
Hasta ahí llega la teoría que somos capaces
de explicar,
pero la práctica es mucho más atractiva,
puesto
que tras los hilos de esa telaraña, en los extremos de
los
infinitos brazos de este pulpo misterioso, hay personas que
quieren
comunicar algo, y lo hacen mediante el lenguaje. Por eso,
por encima de lo
que sea la Internet técnicamente, se convierte
-y ahí radica,
para nosotros, su principal interés-
en un medio de
comunicación sociocultural.
Ya hace unos
años que la televisión
y la prensa dedican alguna
atención a la Internet, pero
en los últimos meses se habla
continuamente de "ella"
-suponiendo que el género de la
palabra "Internet"
sea femenino1-: los periódicos
le han dedicado
suplementos, se han emitido programas informativos
sobre el tema, se han
abierto bares en donde es posible conectarse
a la Internet 2, las tiendas de
informática ofrecen un
período gratuito de conexión
a la red como reclamo para
vender sus productos, los grandes festivales
de promoción instalan
ordenadores con acceso a Internet
como un elemento más de
animación, los quioscos
están llenos de revistas que hablan
de la Internet, etcétera.
¿Cómo, cuándo y por qué
se creó esta red
de redes?3
Como la mayoría de los
avances tecnológicos, también
este nació impulsado por
intereses político-militares.
En los años sesenta, cuando la
guerra fría regía
la política mundial, los altos
cuadros empezaron a temer
que un ataque del enemigo llegara a destruir el
cerebro informático
que centralizaba todas sus investigaciones
secretas. Por eso buscaron
el modo de que la información no se
hallara ubicada en
un lugar físico y, por consiguiente, vulnerable.
Fue así
como se ideó una red informática
interconectada
que permitiera acceder y trabajar desde cualquier lugar del
mundo.
La idea surgió de Paul Baran y se encuentra descrita en
su
artículo «Sobre las redes distribuidas de
comunicación»4, publicado en
1962. Según cuenta
la leyenda, el proyecto se le ocurrió
mientras pescaba
con una red.
De la
investigación militar se pasó
enseguida a la
investigación científica y cultural.
En 1969, un ordenador de
la Universidad de California-Los Ángeles
transmitió
información a otras tres universidades
de los Estados Unidos. A
partir de ese momento, la Internet se
fue abriendo camino en las
universidades de todos los paísesdesarrollados,
y acabó por
convertirse en una herramienta indisp ensable
e insustituible para los
investigadores. Sin embargo, durante
los años setenta y principios
de los ochenta, esta red
era todavía de acceso muy limitado: solo
los investigadores
de centros universitarios avanzados y contadas empresas
tenían
acceso a este tipo de conexiones informáticas. Pero a
finales
de los años ochenta y mediante el apoyo de los
organismos
públicos, prácticamente todas las comunidades
universitarias
norteamericanas podían utilizar habitualmente la
Internet
para comunicarse con sus colegas de todo el país. A
España,
pocos años después, también fueron
llegando
las redes internacionales de
comunicación.
Pero la gran
difusión de la Internet
se ha producido en esta década, al
permitirse su uso al
sector privado mediante conexiones alternativas: con
un ordenador
personal, un teléfono y un módem, cualquier
persona
puede acceder a este universo infinito de información.
La
Biblioteca de Babel borgiana es ya una
realidad.
En el ámbito universitario
enseguida
se facilitó el acceso a Internet por ser considerada
una
importante herramienta para la investigación:
permitía
consultar bibliotecas del mundo entero a cualquier hora del
día
sin salir de la Facultad, permitía escribirse con
colegas
de otros países, etcétera. Pero entonces
todavía
se trataba de una herramienta de uso restringido. Al igual
que
las universidades, las grandes empresas tenían acceso a
la red
para consultar otro tipo de bases de datos internacionales,
pero en esos
momentos todavía se veía como algo
profesional, no al alcance
de todo el mundo y tampoco como un
juego más de ordenador.
Trataremos de ver a continuación
algunos de los factores que han
contribuido a la popularización
de algo que nació, en un
principio, como un arma militar.
En enero de
1994, el Departamento de Prensa
y Propaganda del Ejército Zapatista
de Liberación
Nacional envió un manifiesto desde la Selva
Lacandona a
través de la red. El mundo entero conoció la
terrible
situación por la que pasaban los habitantes de Chiapas
y
también supo que, con un teléfono móvil
y un ordenador
portátil, esta información se había
distribuido en
cuestión de segundos sin pasar por el filtro
de ningún tipo
de censura y con la posibilidad de mantener
en secreto la posición
del EZLN. La posibilidad de escapar
a todo control, de poder moverse
"fuera de la ley" se
presentó para algunos, a partir de
entonces, como el mayor
atractivo de la red. Dada la trascendencia que
tuvieron los comunicados
del EZLN en la difusión de la Internet como
medio de comunicación,
hemos considerado pertinente reproducir
algunas de sus páginas
en el Anexo 2.
Asimismo, la "piratería
informática"
descubrió en la Internet una fuente de
donde robar programas:
unos los querían para utilizarlos en su
propio ordenador,
pero otros los vendían en el mercado negro a
precios muchísimo
más bajos que el valor del programa
original.
El terrorismo también vio en
la Internet
la posibilidad de moverse impunemente: a través de la
red
era posible intercambiar información, comunicar estrategias
e
incluso enviar fórmulas para la elaboración de
explosivos.
Parece ser que la ETA tiene su página en la
red. Asimismo, la
sociedad norteamericana se conmocionó
cuando se dio a conocer la
noticia de que el artefacto que causó
la muerte a 168 personas en
Oklahoma el 19 de abril de 1995 había
sido preparado por un
estadounidense a partir de las instrucciones
de una página de la
World Wide Web 5.
También el
mundo de la pornografía
y la prensa erótica se fijaron
enseguida en la Internet.
Hace aproximadamente un año se
emitió un reportaje
en televisión -en el marco del programa
30 minuts-
en donde mostraban con todo lujo de detalles hasta
qué
punto el internauta pide cada vez más realismo
a
los programas interactivos de pornografía que se encuentran
en la
red, y cómo tras unas imágenes digitalizadas,
que se mueven y
hablan, hay empresas cuya misión es crear
continuas novedades y hay
usuarios que exigen nuevas
emociones6.
Todas estas actividades, que se desarrollan
al margen de la legalidad a
través de la Internet, están
ocupando últimamente
muchas páginas en la prensa7, y de
ahí que la mayoría
de las veces se presente la red de un modo
trágico, casi
considerándola un peligro que acecha a la
sociedad. El
hecho es que esta absoluta y total libertad es uno de los
factores
que más ha contribuido al interés por la
Internet.
Las compañías
telefónicas
también intuyeron que si la Internet se
ponía al
alcance de todo el mundo aumentarían
rápidamente
sus ingresos, puesto que este universo de
información se
mueve a través de las líneas
telefónicas.
Como hemos indicado, solo es preciso un ordenador, un
módem
y una línea telefónica para conectarse a un
servidor
y acceder a la aldea global.
Y
así es como, de la noche a la mañana,
se ha producido la
popularización de la Internet. Algunos
por necesidad, otros, los
más, por curiosidad, los usuarios
informáticos se han ido
asomando a las superautopistas
de la información, cada uno en
busca de lo que más
le interesa. Porque este es precisamente uno de
los principales
atractivos de la Internet: existe información sobre
casi
todos los temas. Todo es cuestión de un poco de paciencia
y
curiosidad para conseguir las primeras direcciones, y a partir
de
ahí se puede empezar a navegar.
Por la
Internet circula información
en dos formatos: texto-plano, es
decir, constituido solo
por los caracteres representados en el teclado de
un ordenador,
o bien hipertexto, esto es, un formato que puede
acompañar
el texto con imágenes o
sonido.
En el apartado 2.2 describiremos
algunas aplicaciones
de la Internet, unas a base de texto y otras a base de
hipertexto.
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