Estudios de Lingüística del Español (ELiEs)
Intercambios en los foros de debate: algunos elementos de reflexión para un acercamiento lingüístico / Gérard Gouti


4. Intercambios en los foros de debate y fenómeno de modalización de los enunciados

Uno de los conceptos lingüísticos que parece adaptarse mejor a esta problemática es el de la “modalización” entendida no sólo como huella subjetiva en la propia producción de un locutor sino, también, y sobre todo, como participación en la construcción colectiva de un discurso por el conjunto de las construcciones individuales.

Aunque este término se use a menudo en lingüística, la modalización es un fenómeno complejo que a veces es difícil de aprehender; si numerosos estudios se han dedicado actualmente a este concepto, sin embargo, la mayoría de ellos no lo utilizan más que para abordar una problemática que, desde una óptica estrictamente limitada, corresponde a las “modalidades”, es decir, a una forma lingüística.

En el marco que nos interesa, el de la interacción, el concepto de modalización no se puede plantear de forma tan restrictiva y debe considerarse desde otra perspectiva: no solamente la de la modalización de los enunciados sino también, y sobre todo, la de la enunciación. Privilegiar el considerar al sujeto hablante en una situación de interacción desplaza la problemática de la “actitud que el sujeto hablante adopta respecto a sus producciones verbales”13 a la de “la actitud de los locutores respecto al conjunto de los enunciados que producen”, lo que no significa que no haya que tomar en cuenta las formas modales lingüísticas, sino que hay que considerarlas dentro de su función14.

En este punto se sitúa nuestra óptica para abordar los fenómenos de modalización en una situación interaccional que presentan los intercambios lingüísticos en un foro de debate: una producción modalizada por parte de un interactante conlleva necesariamente consecuencias en las demás producciones realizadas por el hecho de haber dicho algo. La actividad lingüística produce una modalización interaccional.

Se han llevado a cabo tentativas interesantes para situar la modalización en una óptica enunciativa, sobre todo distinguiendo entre “modalidades de enunciación” y “modalidades enunciativas”15. Entre las más recientes podemos citar la de Nicole Le Querler (1996, p. 95): “mediante la modalización intersubjetiva un sujeto señala que entiende imponer o proponer su propia voluntad, sus consejos, sus sugestiones, su permiso a otro sujeto respecto al contenido proposicional”, o la de Patrick Charaudeau (1992, p. 572) para quien “la modalización [...] permite explicitar lo que son las posiciones del sujeto hablante en relación con su interlocutor”. Podemos ver, en la primera, que se hace referencia al “contenido proposicional”, lo que parece alejar toda idea de interactividad y, en la segunda que, si la enunciación es explícitamente tomada en consideración, la interactividad, como tal, parece también muy alejada.

Desde un acercamiento interaccional, una definición interesante de la modalización, sería la que permitiera tomar en consideración el conjunto de las intervenciones de los interactantes y, más precisamente, todas las intervenciones en su encadenamiento. Este concepto podría entonces permitirnos englobar el marco interactivo creado por las producciones realizadas en un foro de debate, ya que no se trata de tomar en consideración una huella dejada por un locutor en un contenido proposicional, sino el conjunto de producciones lingüísticas. Lo que nos interesa entonces es intentar anticipar cuál será la orientación general de un foro de debate.

Queremos señalar, sin embargo, que esto no excluye la consideración de la posición de los interactantes respecto a su producción y se podría retomar una distinción hecha por Robert Vion que propone (2001, p. 220) aprehender el fenómeno de la modalización bajo dos aspectos:

1) como “inscripción de los contenidos en perspectivas particulares”,
2) como modo de inscripción de los interactantes en sus producciones lingüísticas.

Dicho de otro modo, la primera atañe al contenido y la segunda caracteriza una actitud modal. Esta última expresión nos sitúa entonces directamente en una perspectiva de interacción y no sólo de enunciación. Se pueden distinguir, por ello, dos niveles de modalización: uno concerniente únicamente al locutor, y otro tomando en consideración el conjunto de las producciones entre varios locutores.

Pero, ¿cómo caracterizar la orientación discursiva de un foro a partir de la noción de modalización? Se puede observar que, generalmente, existen fenómenos lingüísticos que tienden a ampliar la implicación subjetiva de los interactantes o, al contrario, fenómenos que tienden a moderarla. Retomando la terminología definida por Robert Vion, los momentos de mayor implicación corresponden a momentos de “tensión”, mientras que los de moderación corresponden a momentos de “modulación”.

Estos fenómenos se traducen mediante huellas lingüísticas como el eufemismo, las justificaciones, las lexicalizaciones poco marcadas, las autocorrecciones, etc. que tienden a disminuir la subjetividad, o bien las que como la hipérbole, las lexicalizaciones marcadas, etc. aumentan la parte de subjetividad.

Basándose en estas variaciones, las construcciones realizadas por diferentes locutores entre ellos influyen en la orientación del discurso construido16. Esta orientación puede ir desde un grado de adhesión muy fuerte, es decir, hacia un “consenso”, hasta un grado de adhesión menos marcado, es decir, hacia una ruptura, una tensión; esta última tendencia es la que se suele observar en un foro de debate.

Estos fenómenos de modalización, sin embargo, nunca están tan claramente marcados y entre momentos de “tensión” y momentos de “modulación” se observan oscilaciones que pueden variar en amplitud. Estas oscilaciones se manifiestan ya sea de manera interna, en los propósitos del locutor o, de manera externa, bajo la forma de un discurso global, con un movimiento sincrono que señala una cooperatividad, o bien asincrono que señala un desacuerdo.

Este concepto de modulación es pues central17 para analizar el grado de implicación subjetiva de los participantes en un foro y la orientación general del discurso que conlleva. Sobre todo, mediante la observación de los fenómenos que genera, nos permite ver la adaptación al otro y la autoadaptación, el paso al acto de expresión por una corrección permanente de los objetos en circulación y modos de implicación que, a menudo, son inconscientes.

En un foro de debate, la observación de estos fenómenos revela una orientación discursiva original en relación con situaciones interactivas similares por analogía. Por ejemplo, podemos observar en un intercambio oral entre diferentes locutores una lexicalización poco marcada, en la que los locutores dejan una huella subjetiva más bien neutra en su producción, mientras que un intercambio de la misma naturaleza observado en un foro de debate dejará manifiesta una realización completamente contraria, es decir, una implicación subjetiva muy fuerte.

Las características propias de este medio de discusión se sitúan en la base de la realización de fenómenos originales de modalización que permiten definir una orientación general del discurso.




Notas

13 Definición generalmente admitida de la modalidad, pero que parece minimizar la noción de interactividad relativa a todo intercambio entre locutores.
14 Señalaremos, por otra parte, que muy raras veces forma y función son unívocas.
15 Meunier (1974).
16 Lo que no excluye el hecho de que las marcas en el contenido desempeñen su papel.
17 Y como dice Vion, “podría permitir federar todo un conjunto de fenómenos que tienen que ver con las pulsaciones intimas del discurso mediante las cuales los actores gestionan interactivamente sus inversiones subjetivas en el nivel de la relación interpersonal”.





Estudios de Lingüística del Español (ELiEs), vol. 24 (2006)   
 ISSN: 1139-8736