ISSN: 1139-8736

TERMINOLOGÍA Y LINGÜÍSTICA: LA TEORÍA DE LAS PUERTAS1

M. Teresa Cabré
Universidad Pompeu Fabra (España)

  1. La llamada teoría clásica de la terminología
  2. Cambiando de perspectiva
  3. Las bases de nuestra propuesta
  4. Dando forma a nuestra propuesta
  5. Entrando por la puerta de la lingüística: elementos y consecuencias
  6. Referencias

Resumen

En el siguiente artículo se propone una teoría de los términos construida a partir de las teorías lingüísticas y que incluye diferentes aspectos de la teoría de la cognición y de la comunicación. Los términos, analizados desde el punto de vista de estas disciplinas, se convierten en objetos poliédricos y la lingüística puede dar perfectamente cuenta de ellos. Por tanto, se trata de mostrar cómo un conjunto integrado de varias teorías puede describir las unidades terminológicas.

Palabras clave

Teoría de los términos, lingüística, terminología, epistemología, conocimiento especializado.


Introducción

Este texto está concebido como una propuesta para la discusión. Su objetivo es proponer una teoría de las unidades terminológicas y mostrar por qué se considera que una teoría general de la terminología es inadecuada. El motivo principal por el que no se propone una "teoría de la terminología", sino una "teoría de los términos", es que al hablar de una teoría de la terminología se concibe principalmente su carácter disciplinario. Por el contrario, consideramos que son los objetos, que configuran los espacios disciplinarios y las perspectivas de análisis, los que constituyen el objeto de teorización. En esta línea sostenemos que la terminología, considerada como el conjunto de las unidades terminológicas, no es lingüística (ni general ni aplicada) sino que puede ser tratada a partir de las teorías lingüísticas, así como a partir de una teoría del conocimiento (o de la cognición) o una teoría de la comunicación. De esta forma, el debate desarrollado por los seguidores de la Teoría General de la Terminología (TGT) para decidir si la terminología es lingüística aplicada o es una disciplina independiente ya no es pertinente y debería reformularse de la siguiente manera: los términos, que son las unidades del campo de conocimiento llamado terminología, se pueden analizar desde perspectivas diferentes y, en tanto que objetos poliédricos, pueden participar de su campo de estudio y convertirse en parte central del objeto de análisis y de su teorización. Desde la lingüística, se puede elaborar perfectamente una teoría de los términos en la que éstos se describen como unidades de forma y contenido que, utilizados en determinadas condiciones discursivas, adquieren un valor especializado. Lógicamente, esta teoría deberá ser lo suficientemente amplia para dar cuenta de las especificidades de los términos, sin tener que tratarlos como unidades diferentes de las palabras del lenguaje no especializado. Además, esta perspectiva lingüística deberá ser compatible con otras perspectivas del tratamiento de términos que complementen su descripción y representen su carácter poliédrico. Se trata en definitiva de dar cuenta de la descripción de los términos a través de un conjunto perfectamente integrado de varias teorías, cada una de las cuales permitiría abordar de forma específica, los diferentes aspectos de un término.


1. La llamada teoría clásica de la terminología

La terminología moderna, en tanto que materia sistemática y práctica organizada, surge en Viena en los años treinta gracias a los trabajos de E. Wüster. Los motivos que mueven a Wüster a adentrarse en el tema de la terminología son de tipo básicamente práctico: superar los obstáculos de la comunicación profesional causados por la imprecisión, diversificación y polisemia del lenguaje natural. Wüster concibe la terminología como un instrumento de trabajo que debe servir de forma eficaz a la desambigüación de la comunicación científica y técnica. El interés y el deseo de conseguir una comunicación sin ambigüedades son eco de las ideas filosóficas del círculo de Viena, centradas en la búsqueda de una lengua universal que permita la interacción humana sin ningún tipo de limitaciones, es decir, que supere las restricciones de la lengua común o lenguaje general.

Las preocupaciones de Wüster en esa época son básicamente metodológicas y normativas, y no teóricas. Su interés por la teoría comienza más tarde como fruto de la reflexión sobre su proceso de trabajo durante la elaboración de su diccionario. Su tesis doctoral (Internationale Sprachnormung in der Technik, besonders in der Elektrotechnik), presentado en la Universidad de Stuttgart (1931) trata de metodología. En este trabajo, Wüster expone los motivos que justifican la sistematización de los métodos de trabajo en terminología, establece los principios que deben seguir los trabajos sobre los términos y esboza las grandes líneas de una metodología de tratamiento de los datos terminológicos. En su obra póstuma de 1979 (Einführung in die allgemeine Terminologielehre und terminologische Lexikographie) se compendia su teoría, denominada Teoría General de la Terminología (TGT), parte de la cual ya había aparecido en revistas especializadas. Por sus trabajos, Wüster es considerado actualmente el creador de la TGT y el fundador de la Terminología moderna. Hasta hace poco tiempo, la Escuela de Viena, fundada y dirigida por Wüster, era considerada como el único grupo de trabajo que desarrollaba un corpus sistemático de principios cuya coherencia con los objetivos establecidos, por muy restringidos que sean, permiten hablar de ella como una teoría encaminada a la normalización de las unidades de comunicación.

La teoría de Wüster, que define la terminología como campo de encuentro entre la lingüística, la ciencia cognitiva, la ciencia de la información, la comunicación y la informática, establece un objeto de análisis y unas funciones de trabajo muy restrictivos, por cuanto limita su objeto a las unidades unívocas normalizadas propias de los ámbitos científico-técnicos, reduce la actividad terminológica a la recopilación de conceptos y de términos para la normalización (fijación de nociones y denominaciones estandarizadas) de los términos, circunscribe los ámbitos especializados a la ciencia y a la técnica y limita sus objetivos con el fin de asegurar la univocidad en la comunicación profesional, fundamentalmente en el plano internacional.

La concepción de Wüster no habría podido cuajar en una disciplina singular y diferenciarse de la lingüística, y dentro de ella de la lexicología, si no hubiera sido por la perspectiva de estudio y recopilación de las unidades que propone. Para Wüster, la terminología se centra en el estudio de los términos a partir del concepto que expresan y en el análisis de sus relaciones. Por tanto, el concepto es el punto de inicio del trabajo terminológico, en el que se parte de la identificación y el establecimiento de los conceptos de una materia para establecer sus correspondientes denominaciones normalizadas. Para ello es necesario en el caso de los conceptos, establecer por consenso el conjunto de características más comunes que representarán un segmento de realidad dejando de lado los rasgos menos comunes aunque más representativos desde el punto de vista cultural. En lo referente a las denominaciones, la normalización supone eliminar la variedad denominativa en favor de una forma de referencia única. La metodología de trabajo de la terminología es pues onomasiológica, en contraposición con la de la lexicografía, que es de carácter semasiológico y su perspectiva es prescriptiva, aunque parta de la descripción.

Actualmente, la propuesta de Wüster es objeto de revisión por parte de muchos especialistas en terminología, ya que, por su carácter reduccionista e idealista, los especialistas la consideran insuficiente para dar cuenta de las unidades terminológicas en un marco comunicativo plural. Tanto la concepción global de la unidad terminológica y su limitación a unidad denominativa, con todas las consecuencias que esto conlleva (olvido de los aspectos sintácticos, negación de la variación, ignorancia de los aspectos comunicativos de los términos), como la importancia que se da a los aspectos de normalización dentro de la comunicación profesional internacional confirman el carácter reduccionista e idealista de esta teoría. La TGT se basa en una supuesta homogeneidad y universalidad del conocimiento especializado y en el deseo de unificación de las formas de expresión, que no confirman los datos empíricos, con excepción de algunos ámbitos.

Los elementos fundamentales de la teoría de Wüster, radicalizada por sus defensores, se podrían resumir en los siguientes puntos:

a) La terminología se concibe como una materia autónoma y se define como un campo de intersección formado por las "ciencias de las cosas" y por otras disciplinas como la lingüística, la lógica y la informática.

b) El objeto de estudio de esta teoría son los conceptos, transmitidos a través de unidades de designación, unidades lingüísticas (denominativas y designativas al mismo tiempo) y unidades no lingüísticas (exclusivamente designativas). Estas unidades son específicas de un ámbito de especialidad y su uso está restringido a este ámbito.

c) Los términos se definen como las denominaciones lingüísticas de los conceptos, así un término es la unidad (lingüística o no lingüística) que designa un concepto.

d) Los términos se analizan a partir del concepto que representan, por tanto se asume que el concepto precede a la denominación.

e) Los conceptos de un mismo ámbito de especialidad mantienen entre sí relaciones de diferente tipo. El conjunto de las relaciones entre los conceptos constituye la estructura conceptual de una materia. El valor de un término se establece por el lugar que ocupa en la estructura conceptual de una materia.

f) El objetivo es estudiar los términos desde la perspectiva de la normalización conceptual y denominativa, monolingüe, en el caso de la comunicación profesional nacional, o plurilingüe, en el caso de la comunicación internacional.

g) La finalidad aplicada de la normalización terminológica es garantizar la precisión y la univocidad de la comunicación profesional -estrictamente profesional- mediante el uso de los términos normalizados.

Las insuficiencias de la TGT se pueden explicar analizando los supuestos de los que parte el pensamiento de Wüster que corresponden grosso modo a los siguientes puntos: para Wüster, la realidad sólo puede ser conceptualizada cintíficamente por la ciencia, que, a través de la lógica, organiza el conocimiento científico. Los conceptos se estructuran lógica y ontológicamente de manera jerárquica.

El conocimiento científico, considerado como universalmente homogéneo, es el modelo que se debe seguir para organizar los conceptos de todas las materias profesionales, sin considerar las diferencias que presentan las distintas materias, contextos socioculturales, áreas geográficas, realidades socioeconómicas y lenguas, tanto por su tipología como por su estatus social. Dentro de cualquier proceso de normalización, la uniformización del conocimiento se lleva a cabo mediante consenso. Si los conceptos se pueden unificar, las denominaciones también se pueden normalizar, y así lo reflejan de forma explícita las normas ISO. Mediante este proceso de uniformización se silencia la diversidad denominativa y conceptual de la realidad.

La función estricta de la terminología es la de etiquetar la denominación de los conceptos dentro de la comunicación profesional y, de este modo, su valor comunicativo en el discurso profesional no es objeto de interés. Según Wüster, este valor comunicativo constituye el objeto de estudio de otras disciplinas, por tanto, la dimensión comunicativa de los términos no se contempla, ni en lo que respecta a sus aspectos discursivos ni a su proyección gramatical. La unidad terminológica sólo tiene interés en sí misma y desde una única perspectiva: la que le ha conferido la normalización.

El estudio de la evolución de los conceptos tampoco tiene interés para la TGT, ya que ésta parte del supuesto de que los conceptos son estáticos y si no lo fueren, la perspectiva estrictamente sincrónica que adopta los toma como tales.

Según la TGT, los términos no tienen valor pragmático ni presentan variación semántica porque sólo se consideran dentro de un registro, el registro formal profesional. La comunicación profesional se mueve también en un solo registro, aunque se admite que puede variar el nivel de especialización. Sin embargo, se afirma que los términos normalizados pueden ser utilizados en todo tipo de circunstancias comunicativas.

Desde hace unos pocos años han empezado a surgir comentarios críticos a los principios fundamentales de la TGT, centrados sobre todo en su falta de capacidad no sólo para explicar globalmente la comunicación especializada y sus unidades más representativas -los términos-, sino también para describir las variedades terminológicas en toda su complejidad representativa y funcional.

Las aportaciones críticas hacen referencia a los tres aspectos de la terminología que constituyen los fundamentos de su carácter interdisciplinar: los aspectos cognitivos, los aspectos lingüísticos y los aspectos sociales.

Desde las ciencias que se ocupan del conocimiento, se ha puesto en duda el concepto mismo de conocimiento especializado defendido por la TGT, especialmente en lo referente a su pretendida uniformidad y a su separación del conocimiento general sobre el mundo. Varios autores han propuesto como alternativa una integración cognitiva diversificada funcionalmente en la actuación de los hablantes. La psicología cognitiva ha defendido, por ejemplo, la existencia de una interrelación entre las diferentes clases de conocimiento y su proceso de adquisición y, además, ha insistido en el carácter social de la terminología.

Por su parte, la lingüística ha rechazado la limitación impuesta por la TGT de centrar el interés únicamente en los aspectos prescriptivos de los términos y su concepción como unidades diferenciadas de las unidades léxicas propias del lenguaje general. Con ello, la terminología se había convertido en una materia aplicada para la actuación a un solo ámbito y se había rehuido la necesidad de dar cuenta de cómo los términos forman parte o pueden pasar a formar parte de la competencia de los hablantes, a medida que van adquiriendo los conocimientos especializados y se convierten en especialistas.

Desde la sociología y la comunicación, se ha rechazado la concepción idealista de los términos y el carácter plano atribuido a la comunicación especializada. Según esta concepción, los términos pierden parcialmente su condición de unidad del lenguaje natural y su transferencia se da en un único registro negando, de este modo, la variación discursiva. Los datos empíricos, exceptuando los del ámbito de la comunicación estandarizada internacional o nacional al que se limita la TGT, coinciden más con las posiciones críticas que con los postulados defendidos por la TGT.

Por tanto, la mayoría de las críticas realizadas a la TGT se refieren a sus insuficiencias por dos motivos principales:

Así, podemos decir que algunas de las conceptualizaciones de la TGT son consecuencia de la reducción de sus planteamientos, así como otros de los puntos de la teoría sólo se pueden justificar por la posición idealista que toma ante los fenómenos terminológicos ligados a la comunicación especializada. Esa idealización se fundamenta a partir de las siguientes suposiciones: (i) el conocimiento científico - en contraposición al conocimiento general - preexiste a cualquier expresión; (ii) el conocimiento científico es uniforme e independiente de las lenguas y de las culturas. Sin embargo, los datos de la realidad nos ofrecen una gran cantidad de argumentos para demostrar que la TGT es insuficiente y que está fundada en suposiciones que no se pueden demostrar, por tanto, se convierte en una teoría no falsable.


2. Cambiando de perspectiva

Un análisis simple de la comunicación especializada real en situaciones profesionales diferentes demuestra que la teoría elaborada por Wüster -a pesar de su interdisciplinariedad- no da cuenta de los datos empíricos. Así, la distinción tan defendida por Wüster entre lingüística y terminología, establecida sobre el carácter aproximativo de la lengua y sobre sus finalidades, no se puede demostrar.

En la comunicación especializada se utilizan diferentes mecanismos que ponen de manifiesto, sin negar el carácter especializado del conocimiento y de su transmisión, una serie de características que coinciden con las que muestran otras unidades utilizadas en otros tipos de situación comunicativa. Esta observación nos lleva a suponer que las unidades terminológicas comparten muchos elementos con otras unidades de la lengua natural y de otros sistemas simbólicos no lingüísticos. Por lo tanto, se trata de saber si los términos son unidades específicas completamente diferenciadas de las unidades que pertenecen a otra clase de signos.

La comunicación especializada no mantiene un estatus completamente aparte del que mantiene la comunicación general; y el conocimiento especializado no es ni uniforme ni está totalmente separado del conocimiento general en todas las situaciones de comunicación.

En consecuencia, la terminología no se puede estudiar de forma autónoma, al margen de otros signos denominativos dotados de capacidad referencial y denominativa, ni alejada de las teorías que se proponen explicar la comunicación y la cognición, pero aún así, debemos describir el carácter interdisciplinario de las unidades, es decir, los términos.


3. Las bases de nuestra propuesta

Nuestra propuesta se fundamenta en los siguientes supuestos:

a) Concebimos la terminología como un campo de conocimiento necesariamente interdisciplinar que debe integrar aspectos cognitivos, lingüísticos, semióticos y comunicativos de las unidades terminológicas. Una teoría que quiera dar cuenta de esta interdisciplinariedad debe permitir una aproximación multidisciplinar a las unidades terminológicas.

b) El objeto de la terminología son las unidades terminológicas, por ello nos centraremos en una teoría de los términos y no en una teoría de la terminología.

c) Las unidades que transmiten el conocimiento especializado pueden tener un carácter lingüístico o no lingüístico, pero denominaremos unidades terminológicas o términos únicamente a las que tienen carácter lingüístico y se dan en el seno de la lengua natural.

d) Estas unidades son al mismo tiempo iguales y diferentes a las unidades léxicas de una lengua, denominadas palabras en lexicología. Su carácter específico radica en sus aspectos pragmáticos y en su modo de significación. Su significado es el resultado de una negociación entre expertos que se produce dentro del discurso especializado mediante la realización de predicaciones que determinan el significado de cada unidad.


4. Dando forma a nuestra propuesta

Los supuestos anteriores nos permiten formular una primera propuesta de construcción teórica basada en las siguientes proposiciones:

a) Una concepción de la terminología como un campo de conocimiento intrínsecamente interdisciplinar, que se ocupe de los términos y que integre los aspectos cognitivos, lingüísticos, semióticos y comunicativos de las unidades terminológicas nos lleva a proponer lo que denominamos "la teoría de las puertas", es decir una teoría que permita un tratamiento multidimensional de los términos.

b) Según esta teoría, el objeto "término" es una unidad formada por tres vertientes diferentes: una vertiente semiótica y lingüística, una vertiente cognitiva y una vertiente comunicativa.


c) Esta triple vertiente integra los términos en tres teorías distintas que, aunque todas ellas permiten llegar a la complejidad de las unidades terminológicas, siguen caminos distintos para abordarlas, como veremos en el siguiente apartado en el que nos centraremos en el camino lingüístico.

d) Las unidades que transmiten el conocimiento especializado pueden tener un carácter lingüístico o no lingüístico, pero denominaremos unidad terminológica, o simplemente términos, a las unidades que tienen un carácter lingüístico y se dan en el seno de una lengua natural.

e) Los términos son unidades recursivas y dinámicas que pueden "pasar" de un campo de especialidad a otro. Esta capacidad explica la movilidad de las unidades del léxico común hacia el léxico especializado, e incluso su movilidad de una especialidad a otra.

f) En consecuencia, la homonimia de la terminología tradicional se explica en nuestra propuesta como polisemia.

g) Las unidades terminológicas participan de las mismas características formales que las palabras, si bien se distinguen por sus condiciones de producción y de recepción y por sus modos de significación. Para dar cuenta de esta situación, proponemos que se traten como unidades discursivas que proceden de una sola forma de base: las unidades léxicas que conoce el hablante, ya sea como usuario o como profesional de un ámbito determinado.

h) Estas unidades léxicas de base están asociadas a un gran número de informaciones gramaticales, pragmáticas y enciclopédicas. Las condiciones discursivas activan solamente algunas informaciones y la selección de información puede llevarlas a adquirir un determinado valor pragmático que se asocia a rasgos de significación. Uno de estos valores se puede clasificar como "terminológico" o "especializado".

i) El objetivo de una teoría de los términos es describir formal, semántica y funcionalmente las unidades que pueden adquirir valor terminológico, dar cuenta de cómo activan este valor y explicar sus relaciones establecidas con otros signos del mismo sistema o de un sistema distinto, con el fin de progresar en el conocimiento sobre la comunicación especializada y las unidades que se utilizan. Por tanto, el objetivo de la terminología aplicada es recopilar las unidades de valor terminológico en un tema y una situación determinados y establecer sus características de acuerdo con esta situación. Una de estas características puede ser la de unidad normalizada. La finalidad aplicada de recopilación y análisis de las unidades de valor terminológico en un ámbito es múltiple y abre las puertas a un gran número de aplicaciones. En todas las aplicaciones, se activa la doble función de los términos: la de representación del conocimiento especializado y la de transferencia de ese conocimiento y esta doble función se manifiesta y se observa en diferentes grados y en situaciones también diversas.

j) Los términos se utilizan en la comunicación especializada, cuyas características más importantes son los factores de tipo lingüístico (semánticos, léxicos y textuales) y de tipo pragmático (emisor -directo o a través de mediador-, mediador lingüístico o cognitivo, destinatario, situaciones). Por tanto, la comunicación especializada permite diferentes niveles de especialización y diversos grados de opacidad cognitiva, mostrando así diferentes índices de densidad terminológica y cognitiva.


5. Entrando por la puerta de la lingüística: elementos y consecuencias

El lingüista cuando quiere describir el lenguaje y las lenguas siempre empieza describiendo datos sobre estas lenguas que recoge del discurso oral o escrito de los hablantes. Un lingüista que quiera describir las unidades terminológicas, debe buscarlas en las producciones orales y escritas de los especialistas. Llamamos texto especializado al conjunto de producciones discursivas con carácter especializado.

Una de las características más importantes de un texto especializado es la presencia de unidades terminológicas, cuanto más elevado sea el nivel de especialización de un texto, más alta será su densidad terminológica. Normalmente, un texto con un alto nivel de especialización es preciso, conciso y sistemático; la terminología que se utiliza en este texto tiene tendencia a la monosemia y a la univocidad. A medida que el grado de especialidad va disminuyendo, el discurso va adquiriendo características del discurso no especializado: desde el punto de vista semántico se observan variaciones conceptuales, redundancias, ambigüedades y una falta de precisión estricta; desde el punto de vista de la expresión, se observa un alto nivel de sinonimia, pero sobre todo un uso muy extendido de expresiones parafrásticas para expresar analíticamente un concepto que, en un nivel especializado, se podría expresar con un solo término, sin caer en la equivocación.

Más allá de estas precisiones, el lingüista, cuyo interés se centra en los términos, empieza su trabajo a partir del texto especializado. Un texto especializado posee una estructura cognitiva organizada gramaticalmente, dicha estructura está compuesta por unidades de conocimiento especializado que forman los nudos de una red.

Además, dentro de un texto encontramos unidades de significación general y unidades de significación especializada. Las unidades de significación especializada adquieren valor terminológico en un ámbito especializado cuando éstas se utilizan efectivamente dentro de este ámbito, por tanto es el ámbito el que materializa el significado de las unidades y sus condiciones de uso.

Entre las unidades de significación especializada podemos encontrar unidades no lingüísticas (que pertenecen a sistemas simbólicos no naturales) y unidades lingüísticas (que pertenecen a la lengua natural). Las unidades lingüísticas especializadas pueden formar parte de diferentes componentes de la gramática, como la morfología (morfemas), el léxico (unidades léxicas), las unidades sintagmáticas (unidades fraseológicas) y las unidades sintácticas (frases).

Las unidades lingüísticas sintagmáticas se pueden encontrar lexicalizadas y se pueden convertir en unidades del léxico aunque tengan una estructura sintáctica. El conjunto de las unidades lexicalizadas (monoléxicas, poliléxicas o sintagmáticas) constituye lo que llamamos la terminología, en la que las unidades prototípicamente terminológicas son de categoría nominal.

Las unidades terminológicas se pueden describir a partir de la gramática de una lengua (fonología, morfología, léxico, sintaxis de frases y texto). Sin embargo, para dar cuenta de la especificidad de las unidades terminológicas, esta gramática deberá incluir reglas y condiciones formales, pero también algunos elementos semánticos (semántica cognitiva) y pragmáticos.

Si tenemos en cuenta estos principios, el camino que debería seguir un lingüista interesado en la elaboración de una teoría de los términos enmarcada dentro de la lingüística, es el siguiente:

a) El texto como punto de partida considerando su estructura y sus condiciones discursivas.

b) El análisis de la estructura del texto.

c) La detección de las unidades que constituyen esta estructura.

d) La detección de las unidades que transmiten un conocimiento especializado y que son unidades de significación especializada.

e) La discriminación de las unidades lingüísticas que tienen un significado especializado.

f) La discriminación de las unidades léxicas que tienen un significado especializado.

g) El análisis de las unidades léxicas que tienen un significado especializado.

h) El establecimiento de relaciones conceptuales entre estas unidades.

i) La detección de sinónimos o equivalentes conceptuales, ya sea una sinonimia total o parcial.

j) La creación de la estructura conceptual del texto incluyendo las unidades y las relaciones.

k) La correlación entre la estructura conceptual y la estructura discursiva.

Después de recorrer todo este camino, un lingüista es capaz de integrar el análisis de estas unidades dentro de una teoría con base lingüística. Sin embargo, esta teoría tiene que ser lo suficientemente amplia y flexible para describir el carácter poliédrico de los términos. Una teoría que sea formal y estrictamente gramatical no podrá nunca dar cuenta de las unidades terminológicas, en tanto que se deben considerar como transmisoras del conocimiento especializado y que se utilizan en situaciones específicas de comunicación.


Referencias

Cabré (M.-T.), 1999 : La terminología: representación y comunicación. Elementos para una teoría de base comunicativa y otros artículos, Barcelona, Universitat Pompeu Fabra, Institut Universitari de Lingüística Aplicada.

Diki-Kidiri (M.), 1999 : "Le signifié et le concept dans la dénomination", Meta, XLIV, 4, pp. 573-581.

Rey (A.), 1999 : "La terminologie, entre l'expérience du réel et la maîtrise des signes", Séminaire de Terminologie Théorique, Barcelona, Universitat Pompeu Fabra, Institut Universitari de Lingüística Aplicada.

Slodzian (M.), 1994 : "Comment revisiter la doctrine terminologique aujourd'hui?", La Banque des Mots, numéro spécial 7/1995, pp. 11-18.


Notas

1 Este artículo, que fue publicado con el título original «Terminologie et linguistique: la théorie des portes», en la revista Terminologies nouvelles. Terminologie et diversité culturelle, 21, p. 10-15, ha sido traducido del francés al castellano por Rosanna Folguerà.


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